¿Qué puedes comer antes y después de entrenar?

Te damos algunos tips para sacarle el mejor provecho a tu entrenamiento con la alimentación correcta (pre y post).

Con el fin de tener energía y evitar cansancio y deshidratación, es importante alimentarse bien antes y después de que realices ejercicio. Y es que el cuerpo actúa muy diferente en estas etapas y necesitas cuidarte en ambas para sacarle el mejor provecho a tu rutina.

Antes de ejercitarte, tu cuerpo entra en modo alerta, tu respiración es más profunda y el ritmo cardiaco empiezan a aumentar. Por el contrario, cuando terminas el entrenamiento tu cuerpo se relaja, produces menos insulina y liberas endorfinas. Teniendo esto en mente, conoce lo que sí puedes comer en el pre y post workout:

¿Qué comer antes de entrenar?

Para rendir bien lo ideal es consumir alimentos altos en energía, pero al mismo tiempo ligeros y fáciles de digerir. Come los siguientes alimentos 2 horas antes de entrenar. Puede ser menos, pero cuida que sea algo ligero:

  • Carbohidratos: son ideales para aportar energía. Solo considera que si tu objetivo es hacer músculo, deberás moderarte. Puedes comer fruta o un bowl de quinoa o avena.
  • Proteína: la necesitas porque tu cuerpo requiere de aminoacidos. Buenas opciones son las leguminosas, el tofu o un mix de frutos secos.
  • Grasas saludables: puedes optar por una cucharada de mantequilla de cacahuate o un pequeño pan con aguacate.

¿Qué comer después de entrenar?

Debido a que tus músculos están desgastados, debes comer consumir estos alimentos 45 minutos después de acabar (es en esta ventana cuando tu cuerpo recibe más nutrientes):

  • Proteína: un puñado de nueces o almendras es lo más recomendable. Y si te gusta el kéfir, también es una muy buena opción.
  • Carbohidratos: es para que tus niveles de insulina no se queden bajos. Opta por un plátano o tostaditas de arroz con tu topping saludable preferido. Y si deseas algo más sustancial, puedes comer huevo con jamón o pollo con verduras.

¿Listo para hacer ejercicio? Recuerda escuchar a tu cuerpo y actuar con base en cómo te sientes.